Informe anual 2010
(Fragmento. Puede solicitar el informe completo en la sede de la Fundación Epona para la Protección de los Caballos y el Medioambiente: c/o Mermagen, Kesselstr. 15, 53797 Lohmar, Alemania.)
Conferencias, contactos, relaciones públicas
A raíz de su reconocimiento como fundación independiente y con personalidad jurídica propia por parte del gobierno regional de Colonia, el día 17 de julio de 2009, las actividades de Epona durante el año 2009 se limitaron a unos pocos meses de labores organizativas. Así, el año 2010 se vio todavía muy marcado por los esfuerzos en dar a conocer los objetivos de Epona – Fundación para la Protección de los Caballos y el Medioambiente al mayor número de personas posible, establecer contactos y dar forma a la imagen pública de la Fundación. Nuestro sitio web, fácil de encontrar en línea a través del enlace epona-foundation.org, ha sido mejorado y ampliado. Marlies Kamps viajó a Alemania, Francia, Suiza y España, impartió varias conferencias en eventos privados y sostuvo numerosas conversaciones en torno a las preocupaciones y el trabajo de la Fundación. En ese marco, conseguimos despertar el interés de la conocida cineasta alemana Monika Treut (Die Jungfrauenmaschine, entre muchos otros filmes: véase www.hyenafilms.com), que visitó nuestro proyecto con los caballos de Epona en La Chevrie, la finca de Normandía, y rodó una pequeña película sobre los animales y nuestra labor. En esa ocasión, la prensa local (Ouest France) informó también ampliamente sobre el trabajo de la fundación alemana.
Salvaguardar el patrimonio
De acuerdo con los estatutos de la Fundación, el patrimonio de la misma debe preservarse sin menoscabo. La inversión de sus fondos debe satisfacer ese interés de salvaguardia. Al mismo tiempo, los beneficios obtenidos resultan de gran importancia, ya que la Fundación sólo puede financiar sus gastos corrientes con esos ingresos y con los procedentes de las donaciones. En ese contexto, el capital de la Fundación se invirtió en ya 2009 predominantemente en obligaciones en euros de emisores nacionales, es decir, en valores de renta fija. En 2010, se pasó a un depósito fijo en acciones —sobre todo en el ámbito de las «energías renovables»—, cuyo valor de adquisición, sin embargo, se limitó a un 13% del capital social.
La Chevrie
La finca La Chevrie, situada cerca de Pervenchères, en Normandía, tiene las condiciones necesarias para acoger caballos. Es la sede del centro ecuestre Haras de Chênes que dirige Marlies Kamps, en cuyo extensos terrenos ideales para caballos hay un granero con boxes, vallas y cobertizos. En 2009, pudimos acoger a Kosmos, un purasangre castrado y entrado en años que había sido retirado del servicio, el primer caballo de la Fundación, que llegó a nuestro cuidado con motivo de una donación. Kosmos, por supuesto, no podía quedarse solo. Una empleada del centro nos ayudó y accedió a juntar a Timi, su pinto de seis años y también castrado, con Kosmos. Los pusimos juntos en dos boxes durante dos días para que se conocieran y la decisión resultó acertada. Cuando los reunimos por primera vez en el prado, ambos se olisquearon brevemente, establecieron la jerarquía y, al cabo de pocos días, se hicieron inseparables.
Los caballos ayudan a las personas
En agosto de 2010 tuvimos profesores de Yoga invitados, venidos de Estados Unidos, Canadá, Holanda, Italia y Alemania. En un primer curso de Equiyoga queríamos probar si esos talleres podrían tener un futuro en la Fundación Epona. En esa semana de prueba participaron los tres caballos de la Fundación. El criadero Haras de Chênes puso a nuestra disposición, gratuitamente, los espacios necesarios y el picadero. Tras los Asanas preparatorios, la práctica física del Yoga, y los ejercicios de meditación para continuar desarrollando la sensibilidad, la atención y la observación, por la tarde nos fuimos a los establos. A través de masajes, cepillado y caricias, los participantes aprendieron a conocer a los caballos. Más tarde pasamos al picadero, con ejercicios de guía, manejo y pasos en retroceso de los caballos.
Las diferencias que distinguen a los tres caballos de la fundación se pusieron de manifiesto también en los diferentes resultados con ellos: El testarudo purasangre Kosmos requería calma, seguridad y atención. Kham demostró claramente que le gustaba que le acariciaran y dieran masajes, mostrando, además, que era especialmente receptivo al afecto. Al trabajar con Calin, se necesitó determinación, asertividad y claridad para conseguir que el gigante, bastante perezoso y con una altura de casi 1,70 metros, se moviera. Tras la semana de pruebas, todos estuvimos de acuerdo en que la Fundación Epona debería ofrecer cursos de Equiyoga en colaboración con expertos, ya que dichos cursos podrían generar los ingresos necesarios para que la fundación persiguiera sus objetivos. Los caballos podrían demostrar el modo en que pueden ayudar a las personas a reconocer y desarrollar sus capacidades.
Una llamada de auxilio desde Marruecos
En el otoño de 2010 recibimos una llamada desde Marruecos. Martine, una alemana que vive en Essaoira, en la costa atlántica de Marruecos, no sabía qué hacer. Desde hacía años atendía a unos caballos bereberes que vivían en un bosquecillo detrás de su casa. La manada estaba compuesta por 20 animales, entre yeguas, potros y sementales. Todos tenían dueño, pero a menudo pasaban años para que estos se ocuparan de sus caballos. Martine abastecía a los animales de paja y agua, les suministró curas contra los parásitos. Cada vez que los propietarios necesitaban dinero o alguna bestia de trabajo, venían y tomaban su caballo, ya fuera para venderlo en el mercado o para enyuntarlo a una carreta. Los animales que regresaban tenían casi siempre un aspecto lamentable, a menudo estaban totalmente demacrados. Martine intentó encontrar a personas que les compraran esos caballos a sus propietarios marroquíes para luego trasladarlos a Europa. En octubre de 2010, Marlies voló a Marruecos para explorar la situación en el lugar, llevando en su equipaje medicamentos y curas contra parásitos. Marlies Kamps puso confirmar la situación que Martine le había descrito. Prometió discutir en la Fundación si podían comprar la libertad de uno o dos caballos.
Perspectivas
En el año 2011 la Fundación adquirió dos de los caballos marroquíes, financió su manutención en Marruecos y con ello extendió por primera vez su actividad fuera de Europa. Discutimos en torno a un traslado de los caballos a Francia. El número de caballos de la Fundación en la finca La Chevrie ha seguido incrementándose. No obstante, los costes de cuidados y alojamiento se mantuvieron en límites aceptables, pudiendo ser cubiertos, junto con los costes de la labor de divulgación y administración, a partir de los réditos del capital de la Fundación y gracias también a los primeros donativos. Sin embargo, los recursos existentes no alcanzaron para llevar adelante otros proyectos. Es por eso que los años siguientes se verán determinados en lo esencial por el esfuerzo de obtener mayores ingresos en forma de donativos.