Informe anual 2020
(Fragmento; puede solicitar el informe completo en la sede de Epona-Stiftung für Pferd und Umwelt c/o Mermagen, Kesselstr. 15, 53797 Lohmar, Alemania.)
También nosotros tuvimos que lamentar una pérdida este año. Nuestra querida Ella murió el 10 de diciembre de 2020. Sus patas, debilitadas por numerosas lesiones en los tendones, se negaron a sostenerla, y los dolores habían hecho que adelgazara mucho. Llegó a cumplir casi los treinta años. Antes de llegar a la Fundación Epona, trabajó muchos años como animal de entrenamiento, apachurrada entre sillas mal adaptadas y las piernas del algún instructor. Esa dura labor, así como los muchos potros a los que dio a luz, habían debilitado sobremanera los músculos de su vientre y creado una hendidura en el lomo. En 2015, Ella padeció una grave tendinitis de la cual ya no volvería a recuperarse debidamente. La enterramos junto a su fiel amigo Brill, muerto en enero de 2016 (véase Informe anual 2016). Te damos las gracias, Ella, por todo lo que nos diste y enseñaste. Siempre vivirás en nuestros corazones.
De vuelta en Sora
Después de un año en La Corona (véase Informe anual 2019), en verano regresamos a Sora, a la finca Mas Casanova de Mercè. La Corona no era apropiada para nuestros caballos, que necesitan cada uno una atención especial. Kosmos había tenido numerosas lesiones en los ojos. Debido a los cambios constantes de prados, a menudo se mostraba desorientado y se lesionaba en los matorrales bajos y llenos de espinas. Para Aloha y sus problemas de cadera, la hierba demasiado grasienta era un veneno. La sacamos de la manada y la integramos en el grupo de los ponys, que pacía en suelos más magros. Pero Aloha no se sentía feliz allí.
También nuestro pony Cookie padeció una grave lesión ocular y casi perdió la visión de un ojo. El oftalmólogo, el doctor Simó, salvó el ojo de Cookie mediante una complicada operación. Cookie pasó casi un mes en la clínica, donde se sintió tan a gusto que muy pronto se ganó los corazones de médicos y empleados. De vuelta en Sora, retomó su vida como caballo solitario, siendo el primero en pasar al otro lado del terreno a través del pequeño río para ir en busca de su sitio favorito, la cueva, que enseguida encontró.
Toni nos ayudó con el transporte, que transcurrió sin problemas. En un primer momento, cuando los caballos llegaron a Casanova/Sora, se mostraron perplejos, el sitio les parecía conocido. Pero tanto más grande fue la alegría luego, cuando descubrieron que estaba de vuelta «en casa». Todos los caballos de Epona, incluidos los dos ponys, Tobby y Cookie, se encuentran ahora juntos en el terreno situado en el valle de la finca. Los prados están separados por un pequeño río que se alimenta del agua de un manantial. En una mitad hay varias áreas de hierbas, la otra está bastante cubierta de bosque y ofrece, sobre todo, fresca sombra durante los meses de verano. Frente a esos prados hay otros y varias áreas de bosque, que sirven para variar de vez en cuando y que los prados deshierbados se recuperen.
Cuatro nuevos caballos en la familia de Epona
Cuando llegamos, había en los prados cinco caballos, cuatro yeguas y un capón. Las cuatro yeguas, dos madres con sus jóvenes potrancos, formaban parte de un grupo de siete yeguas, dos sementales y un burro macho que Mercè había acogido en julio de 2019. Los animales habían pasado por una odisea. En el año 2017, el ayuntamiento de la pequeña localidad catalana de St. Jaume dels Domenys recibió varias informaciones y denuncias en torno a los maltratos a unos caballos de una granja pecuaria de la zona. Todo estaba lleno de suciedad, los animales no tenían suficiente comida y a menudo los sometían a maltratos. El ayuntamiento intervino y encontró alojamiento para los caballos en una granja ecuestre. El consistorio pagó mensualmente la exorbitante cuota de 300 euros por caballo, con la confianza de que allí serían bien atendidos, hasta que aparecieran personas dispuestas a adoptarlos. Por desgracia, no fue así. El propietario se aprovechó del desconocimiento de los funcionarios del ayuntamiento, se embolsó el dinero, encerró a los animales por separado en boxes, separando incluso a los potros de sus madres, y de vez en cuando echaba un poco de heno en los establos. Al cabo de dos años, se descubrió la estafa. Los caballos fueron liberados y trasladados a Sora. El propietario de la granja ecuestre intentó evitar la pérdida de ingresos aduciendo que los caballos eran especialmente difíciles y agresivos. Los animales estaban en un estado deplorable. Los cascos se les doblaban parcialmente hacia arriba, ya que nunca se los habían recortado; apenas tenían musculatura, ya que apenas podían moverse. Uno de los potros estaba en tal estado, que no podía ni caminar.
Con mucho amor y paciencia, Mercè, Toni y Anna alimentaron a los animales. Unos profesionales les podaron los cascos. Los machos fueron castrados y poco a poco se acostumbraron a salir del espacio reducido del paddock y moverse por un terreno más amplio. Los potros más jóvenes no se separaban de sus madres. Cuando llegamos a Sora, la búsqueda de personas dispuestas a asumir a los caballos estaba en plena actividad. Mercè nos dijo que se habían interesado varios candidatos, pero, tras algunas pesquisas, se había puesto de manifiesto que se trataba de tratantes de caballos o de propietarios de granjas ecuestres no muy recomendables, en fin, gente interesada en sacar provecho de los animales. También estaba claro que los animales serían separados de nuevo, ya que resultaba difícil encontrar a personas privadas que estén en condiciones de asumir dos o cuatro animales, sobre en una época tan difícil como la del año 2020. La Fundación Epona deliberó brevemente y decidió asumir los cuatro caballos. Sobre todo teniendo en cuenta que en los últimos años habían muerto algunos animales de la familia de la Fundación: Kam y Calin, Chicas, Brill y Ella.
Los nuevos caballos no tenían nombre. La yegua blanca de mayor edad no tiene documentación, nuestra dentista Matilde estima que tendrá unos 18 años más o menos. A su llegada, se mostraba esquiva y temerosa. Suponemos que fue víctima de maltratos. Es un caballo purasangre española, muy elegante y temperamental. Requiere de mucho amor, y una vez ha ganado confianza, se muestra muy afectuosa. La hemos bautizado con el nombre de Freya. Según la mitología nórdico-germánica, Freya es la diosa del amor y de la belleza. La hija de Freya nació 2016 y era el único animal que tenía un nombre: Triana, un típico nombre español, o más bien andaluz. La otra yegua madre es del año 2009, es de color marrón, más bien pequeña y compacta, pero muy astuta. Es la líder del pequeño grupo. La hemos llamado Lara, la vencedora. Su hija es la más joven del grupo, año 2017. Su nombre es Titia, que viene del latín y significa alegría, la feliz.
Mucho que aprender
A nuestra llegada a Sora salió a recibirnos Anna. También ella había alojado a su caballo en 2019 en la finca de Mercè. Nuestros caballos estaban todos juntos en un prado, y la yegua de Anna había trabado amistad con Indu. Ahora nos encontrábamos con ella de nuevo, y Anna nos ayudó gratuitamente a entrenar a los jóvenes potros Triana y Titia. Ella había puesto en contacto a Mercè con el ayuntamiento de St. Jaume dels Domenys. Tras haber asumido las cuatro yeguas en la familia de Epona, le preguntamos a Anna si deseaba seguir trabajando con los caballos. Y lo deseaba. Tres veces por semana viene y entrena a Titia y a Triana en el roundpen, sale a pasear con ellas, practica con ellas los siete juegos de interacción y ha sabido despojarlos del miedo al agua del río; también las enseña a caminar guiados por la cuerda, a tener confianza y a comprender que también los seres humanos pueden comunicarse con ellas. Muchas gracias, Anna.
Annie Hasemanns, International Program Adviser del Projeto Uerê, informa acerca de Uerê y de la situación en Brasil en el año del COVID 2020
Durante el primer lockdown en Brasil, en marzo-abril de 2020, el proyecto Uerê también se vio obligado a cerrar. Los niños que asistían a escuelas privadas recibieron clases en línea, pero las clases para los niños de las escuelas públicas fueron canceladas sin alternativa alguna. A día de hoy, principios de 2021, la mayoría de las escuelas públicas siguen cerradas. Una auténtica catástrofe para los niños. ¿Cómo van a ponerse al día cuando se reanuden las clases? Me temo que habrá muchos casos de abandono escolar, sobre todo en las favelas.
Yvonne, fundadora y directora del Projeto Uerê, había impartido clases por Zoom desde su casa durante la fase inicial del lockdown, pero no todos los niños de la favela tenían conexión a internet, un teléfono móvil adecuado o una tablet. Hacia finales del segundo semestre, los niños matriculados en escuelas privadas pudieron regresar a sus aulas. Desde febrero de 2021, el Proyecto ha vuelto a abrir sus puertas con un número reducido de niños y un estricto protocolo sanitario y de higiene.
Muchas personas en los barrios marginales pierden sus empleos (señoras de la limpieza, camareras y auxiliares de cocina, obreros de la construcción o vendedores ambulantes de la playa). Las familias se vieron afectadas por una amarga situación de precariedad. A mediados de 2020, Yvonne empezó a colectar dinero para ayudar a las familias empobrecidas de los niños del Proyecto con paquetes mensuales de alimentos y víveres. La ayuda estatal sólo llega muy esporádicamente, y constituye sólo una gota sobre una piedra al rojo vivo. A veces se formaron colas ante la sede de Uerê, con gente que nada tiene que ver con el Proyecto, como, por ejemplo, una anciana que no recibía su pequeña pensión desde hacía tres meses. No tenía nada para comer y preguntó si era posible que Uerê le facilitara una bolsa de arroz. Se ha ayudado a muchas personas con paquetes de alimentos. A algunas mujeres se les vieron lágrimas en los ojos, porque, sin esa ayuda, no hubieran sabido qué poner encima de la mesa.
Nada parece indicar que la situación en Brasil vaya a cambiar próximamente. Dado que se realizan muy pocos tests, se desconoce la verdadera magnitud de la pandemia. Cuando las personas no han pasado por un test, las estadísticas no reflejan en sus datos a quienes mueren con síntomas de COVID. Se estima que la cifra real de contagios y muertes supera por lo menos en dos o tres veces las cifras oficiales. El presidente Bolsonaro sigue negando la pandemia, rechaza el uso de mascarillas y quiere que todos los comercios permanezcan abiertos y que la gente siga yendo a las playas y restaurantes. Su prioridad es la economía y reacciona con indiferencia cuando le presentan los altos índices de mortalidad. El ministro de Salud Pública y los gobernadores que se le oponen, son sustituidos en sus cargos y relevados por personas fieles al presidente.
Con el propósito de ayudar, algunos senadores se reunieron y compraron un par de millones de dosis de vacunas, pero eran muy pocas y llegaron demasiado tarde. Los hospitales están repletos, hasta un 80 % de los pacientes entubados muere. Se carece de la medicación adecuada y de oxígeno. Entre los fallecidos hay incluso muchas personas jóvenes, ya que la llamada variante Manaos es claramente más agresiva.
Estamos orgullosos y felices de los progresos de Matheus y Thalita. Matheus ha terminado el quinto grado con excelentes notas, y Thalita ha cerrado con broche de oro su etapa escolar.
Annie Hasemanns informa sobre Eritrea, donde la Fundación Epona apoya desde 2012 el Proyecto con burros véanse los informes anuales desde 2012)
Por desgracia, en el año 2020 no se puso viajar a Eritrea, ya que el virus del COVID-19 también hizo sus estragos en esta nación del este africano. El ministerio de Salud Pública había cerrado en fecha temprana el aeropuerto de Asmara y se dejó de otorgar visas a los viajeros extranjeros. La vida se paralizó en todo el país. No circulaban autobuses ni camiones con mercancías de los países vecinos. Las escuelas y los comercios permanecieron cerrados. Los nuevos contagios se producen sobre todo en el contacto con los nativos de viaje que cruzan la frontera verde para regresar a su país. Todos deben permanecer en cuarentena durante catorce días. Si no muestran síntomas, pueden continuar viaje a casa. Los enfermos eran tratados en los hospitales. Oficialmente, las tasas de mortalidad son muy bajas. Pero nos hemos enterado de que algunos hospitales funcionan sólo a la mitad de sus capacidades, ya que los médicos y el personal de enfermería también ha enfermado. Aparte de eso, en 2020 hubo en Eritrea una nueva plaga de langostas, otro motivo para que escasee el alimento para personas y animales.
Sólo podremos viajar cuando el aeropuerto se abra de nuevo y podamos mostrar el certificado de vacunación. Tal vez ello suceda a lo largo de 2021. El proyecto de las burras seguirá adelante en cuanto podamos estar de nuevo en el lugar.